De mi cuaderno de notas

-Sí, naturalmente me encanta la flor: “nomeolvides”. Te diré que hay como cincuenta especies del género miosotis o raspilla, también conocida como “nomeolvides”. En su mayoría tiene flores de 1cm de diámetro con cinco pétalos azules. Decían que si te regalan un ramo de estas flores jamás olvidarías a quien te la obsequie. Sabiendo esta fabulosa historia, el día que terminé de tejer el suéter de Leonardo, Se lo entregué con un ramo de nomeolvides. ¿Te acuerdas?

-Sí, si me acuerdo.

-Bueno, me fui al mercado, para encontrar las más frescas, las más vivas y encontré unas preciosas flores con un azul avioletado. Aproveché para comprar un poco de incienso (copal) y mirra, para dar más fuerza a la creencia de las “nomeolvides”.

-Pero Leonardo no creía en esas cosas del incienso y luego, mucho menos, en las historias mágicas que se desarrollan a través de las leyendas.

-Aunque no creyera, era lindo mantener esas costumbres. Cuando le entregué el suéter, inmediatamente reparó en las “nomeolvides” y me vio con una sonrisa que jamás olvidaré. Toda esta escena, envuelta en la magia del copal y la mirra aunque no creía, se notó en su mirada que le agradó el olor al incienso.

-¿Cómo fue que murió Leonardo?

-Un día me dijo: “regreso. Iré a visitar a Fernando y Marta” y no volvió.

-¿Qué pasó?

-Pues… así, ¡no volvió! Alguien dijo: “Está muerto” cuando me acerqué a preguntar por él.

(Imagen de la Web)